jueves, 17 de mayo de 2012

...

Me doy pena, me das pena.
Me doy pena porque mis límites de dejar de permitir tu desprecio hacia mi aún no se donde estan, aún no se cuando llegarán. Me dejas hablando sola, sueltas lo que piensas sin importarte el daño que puedas ocasionar y ya te da igual lo que yo te pueda contestar. No es un comportamiento permisible el tuyo que me muestra que cada vez soy más invisible.
Me doy pena porque sigo anclada a ti, parece que sufra el sindrome de estocolmo, pues no te dejo de desear aún sin que lo merezcas.
Me das pena, tu comportamiento no es digno de una persona de buen corazón, sino del peor malechor. Muestras tu frialdad que acaba congelándome, convirtiéndome en un simple ser que se acaba ahogando dentro de sus propias lágrimas que no puede pensar en otra cosa que no sea en el dolor que le deja sin respiración. Me dejas tan impotente, aunque se que lo inteligente sería abandonarte por completo, mi corazón al tuyo aún esta sujeto.
Me doy pena, me das pena...

MSA